viernes, 24 de diciembre de 2010

TRAICION EN LA ARGENTINA

Leo y veo, ya que viene con foto incluida, en la primera página de La Nación del pasado 22 de diciembre que "ex general Jorge R. Videla", en su alegato final, previo a la sentencia en el juicio por delitos de lesa humanidad declara que el ya fallecido líder radical Ricardo Balbín le pidió que derrocara el gobierno de Isabel Perón de 1976.



El asesino y traidor a la patria califica al terrorismo de estado como guerra justa.



He vivido todo ese tiempo, como millones de argentinos, sin otra información que la que formaban o inventaban los medios, pero aún así los recuerdos empiezan a surgir y ahora desde otro lugar, con el conocimiento de que lo que lo que leo o escucho, puede ser, puede no ser, pero siempre responde a un interés, que únicamente es económico (en la simbiosis: economía - poder o poder-economía, me da lo mismo), esos recuerdos, la publicación y el juicio me impulsan de un modo casi compulsivo a escribir.



El pueblo argentino tiene que lograr el encuentro, no quiero decir que nos convirtamos en una especie de robots clonados, pero ese encuentro no es posible a partir del conocimiento de una historia falsa, que es uno de nuestros grandes desgarros. Egresamos de la Universidad sin conocer la historia argentina.



Mi ejemplo:



Estudié 12 años (los dos ciclos: primario y secundario) en el colegio Jesús María, en el primero, mi único libro de enseñanza fue el Manual de Estrada: todos los años se insistía en la figura de Rosas como el Gran Tirano, calidad que creí sin vacilar (en esa época, no se discutía lo que se enseñaba, salvo que uno escuchara versiones distintas en su casa, no fue mi caso).



En tercer año, del segundo ciclo, aparece como materia Historia Argentina, el libro de estudio es el escrito por Ernesto Palacio. Rosas: el Gran Restaurador de las Leyes. Hay que imaginar la confusión de una chica interesada, pero nada avispada. Pero fue un comienzo, como el interés es uno de los motores personales más poderosos, esa profesora inserta en ese colegio, por el que no guardo aprecio, son los primeros responsables de hacerme dudar. No es poca cosa.



De mi paso durante seis años en la UCA (derecho, inicio en 1962) solo recojo la apertura mental y la maduración del concepto de dudar. Creo, que se trata de un resultado no querido por la universidad, si me atengo al contenido ideológico de la formación que se daba. Siempre me he definido con una frase de Sartre "soy un producto mal horneado".



Esta muestra de una parte de mi vida pretende llamar la atención sobre la información recibida por miles de alumnos.



Y así siguió y sigue. En una oportunidad, hace muchísimos años, escuché a un ministro chino en un programa de Neustad, por la mañana, como consecuencia de una pregunta del conductor decir que antes de privatizar la educación China elegía privatizar el petróleo.



Esta es la base que tiene el pueblo argentino para saber por qué hoy estamos como estamos, porque la historia de hoy es el resultado de todo lo pasado. Por eso es importante conocerla. Por eso los programas educativos deben ser uno de los objetivos-fines más importantes del Estado. Claro está que para ello, el Estado ha de estar conducido por un gobierno con un proyecto nacional y popular, que pueda acortar la brecha con el capitalismo neo liberal, dueño durante toda nuestra historia del único proyecto triunfante, con la educación, como en China, en el centro.



Esta introducción, me parece necesaria para dar a entender todas las imágenes que pasaron por mi cabeza, cuando leo la noticia de La Nación



Con una mezcla de dolor y de indignación primero me refiero a Balbín, no porque es lo más importante, por que responde a la cronología de los hechos previos a la traición a la patria de 1976.



Dolor porque tengo memoria, indignación porque los pequeñajos dirigentes siguen igual.



El radicalismo del pueblo, dirigido por un hombre, poco de líder, mucho de puntero y más de perdedor político, por su manifiesta ausencia de visión de la realidad, recurrentemente golpeó las puertas de los cuarteles en todos los golpes acaecidos durante mi vida (soy de 1944).



Los militares, que por eso son militares, "saludan lo que se mueve y pintan lo que está quieto", se tragaban o hacian que, la perorata nacionalista y consumada la traición, el Ministro de Economía, lo ponían los radicales o lo sugerían. Siempre representante del capitalismo neo liberal. El resultado es conocido.



Dos noches antes de la traición a la patria de 1976, Balbín aparece a la noche por televisión, en un programa especial, diciendo: "NO TENGO SOLUCIONES"¿ hay que agregar algo más ?



Al día siguiente sobre la madrugada y supongo que ya con los enemigos de la patria en proceso de apoderarse del poder, Oscar Alende, en similar programa, impulsado por el Gobierno, para impedir lo que se venía, dice: "TENGO SOLUCIONES".



Alende cumplió el rol del político que necesitaba la Argentina en ese momento, Balbín, el de siempre. Alende debió hablar antes, es casi seguro que no hubiera servido, pero lo de Balbín cuando lo escuché, lloré, estaba instando a la traición, sin tapujos.



La indignación me la provoca la respuesta de la extinta UCR calificando la imputación de "perversidad" ¿ no tienen recuerdos ? ¿ no son capaces de una mínima autocrítica ?



Del asesino Videla se ha escrito lo suficiente. Resalto: ¿Matar y torturar es justo; matar y robar bebés es justo; privar de identidad es justo; secuestrar y torturar por las dudas es justo; secuestrar, matar y torturar, para quedarse con fortunas particulares es justo, suprimir todas las garantías individuales, las libertades, las instituciones, imponer el terror de la revolución francesa o de las purgas stalinianas es justo?



Otro recuerdo: La Prensa, periodista Manfred Schonfeld. Aclaro que tengo la riqueza de contar con un libro editado por el antes poderoso gremio de Luz y Fuerza: "La Prensa, 100 años contra el País", por lo tanto ninguna identificación con la ideología del diario, sin embargo, por alguna razón, que no conozco pero que atribuyo a un interés encontrado con La Nación y Clarín, ese diario con las notas de Schonfeld, les ha dicho ladrones a los militares del 76/83, de todas las formas posibles en el español. No ahorrado, la elegía en todos los otros temas, tal vez Schonfeld tuviese algún vestigio de honor, fue cruelmente golpeado o así nos hicieron creer. No está en duda que el honor del diario estaba puesto en el eje economía-poder, jugando fuerte. Así le fue. Y sabemos quienes son los ganadores.



En aquella época leíamos los artículos de Schonfeld y de Aliverti en Humor. No dudo de la integridad y del honor de Aliverti. Así le fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario